lunes, 16 de junio de 2014

2. LECTURAS DEL CURSO.

1.1
1ª EVALUACIÓN: En las nubes, de lan McEwan




 Desde que tenía uso de razón, Peter había compartido el cuarto con Kate. La mayor parte del tiempo, eso no le importaba. Kate estaba bien.
Le hacía reír. Y había noches en que Peter se despertaba con una pesadilla y se alegraba de que hubiera alguien más en la habitación, aunque
fuera su hermana de siete años, que no servía de mucho frente a las criaturas pieles rojas y cubiertas de fango que lo perseguían en su sueño.
Cuando se despertaba, esos monstruos se deslizaban tras las cortinas o se metían en el armario. Con Kate en la habitación, se le hacía más fácil
salir de la cama y echar a correr hacia el dormitorio de sus padres.








 2ª EVALUACIÓN:Fernando Arrabal, Picnic.

                                   

                                     




                                        ZAPO, soldado
                                       ZEPO, soldado
                         SEÑOR TEPÁN, padre de Zapo
                         SEÑORA TEPÁN, madre de Zapo
                                     DOS CAMILLEROS



SRA. TEPÁN.–Hemos pensado que te aburrirías, por eso te hemos venido
a ver. Tanta guerra te tiene que aburrir.
ZAPO.–Eso depende.
SR. TEPÁN.–Muy bien sé yo lo que pasa. Al principio la cosa de la
novedad gusta. Eso de matar y de tirar bombas y de llevar casco que
hace tan elegante, resulta agradable, pero terminará por fastidiarte. En
mi tiempo hubiera pasado otra cosa. Las guerras eran mucho más
variadas, tenían color. Y, sobre todo, había caballos, muchos caballos.
Daba gusto: que el capitán decía: “al ataque”, ya estábamos allí todos
con el caballo y el traje de color rojo. Eso era bonito. Y luego, unas
galopadas con la espada en la mano y ya estábamos frente al enemigo,
que también estaba a la altura de las circunstancias, con sus caballos –
los caballos nunca faltaban, muchos caballos y muy gorditos– y sus
botas de charol y sus trajes verdes.
3ª EVALUACIÓN: Lorca, Romancero gitano.








Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.

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